Me guía Virgilio como a
Dante
por el infierno,
y no veo llamas,
ni los rostros me asustan,
ni me seducen los pecados,
pues yo lo he comprobado
en un simple por qué,
lo mismo que Dante,
la soledad de la especie.
Texto e imagen: Adolfo Marchena
sábado, 10 de noviembre de 2007
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